La baklava es un postre tradicional de Oriente Medio y los Balcanes, conocido por sus capas crujientes de pasta filo rellenas de frutos secos y bañadas en almíbar aromático. En esta versión, le damos un giro exquisito al combinar la dulzura de las manzanas con la riqueza de los frutos secos. Es el postre perfecto para cualquier ocasión especial y su combinación de sabores y texturas te dejará deseando más.

Ingredientes:

  • 250g de pasta filo.
  • 150 g de mantequilla.
  • 2 o 3 manzanas.
  • 100g de nueces.
  • 100g de pistachos.
  • 100g de avellanas.
  • 1 cucharada de azúcar moreno.
  • 2 cucharaditas de canela.
  • ½ cucharadita de cardamomo molido.

Ingredientes para el almíbar:

  • 230g de azúcar.
  • 75g de miel.
  • 160ml de agua.
  • Piel de naranja.
  • Piel de limón.
  • 3 clavos de olor.
  • 3 semillas de cardamomo.
  • 1 rama de canela.

Preparación:

Preparación del almíbar:

En un cazo, combina el agua, el azúcar, la miel, las pieles de naranja y limón, los clavos de olor, el cardamomo y la rama de canela.

Llevamos la mezcla a ebullición y cocinamos durante unos 10 minutos hasta que obtengas un almíbar ligeramente espeso. Luego, reservamos.

Preparación del relleno:

En una picadora, trituramos todos los frutos secos hasta obtener trozos finos. Agregamos las manzanas cortadas en trozos, el azúcar, la canela y el cardamomo molido. Mezclamos bien todos los ingredientes.

Montaje de la baklava:

Precalentamos el horno a 180°C.

Pincelamos con mantequilla una fuente para horno. Colocamos una hoja de pasta filo en la fuente y pincelamos con mantequilla. Cubrimos la pasta filo restante con un paño húmedo para evitar que se seque.

Repetimos este proceso hasta tener 5 capas de pasta filo en el fondo de la fuente. Extendemos una capa de la mezcla de relleno sobre las capas de pasta filo. Agregamos otras 5 capas de pasta filo, seguidas de más relleno y, finalmente, las últimas 5 capas de pasta filo. Cortamos la baklava en forma de rombos antes de meterla en el horno. Horneamos en el horno precalentado durante aproximadamente 30 minutos o hasta que la baklava esté dorada y crujiente. Justo después de sacarla del horno, vertemos el almíbar preparado sobre la baklava.

Dejamos que la baklava repose hasta el día siguiente antes de servirla para que absorba completamente el almíbar y desarrolle todo su sabor.

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