El queso raclette es de origen suizo proveniente del cantón del Valais. Está hecho con leche cruda de vaca. Un queso ideal para preparar una fondue porque funde bien. Lo típico en este país para preparar la raclette, es cocinarla en un aparato eléctrico que tiene una plancha arriba y unas palas individuales para fundir el queso.  Se suele acompañar de patatas cocidas, queso raclette y embutidos. Se prepara en familia. Yo esta vez tenía un envase abierto de queso y lo he aprovechado haciendo este pastel.

Ingredientes:

500g de patatas

Una cebolla pequeña

½ calabacín

2 huevos

60g de harina

150ml de nata

30g de mantequilla derretida

250g de queso raclette

Un bote de champiñones

100g de jamón serrano

Un ajo

½ cucharadita de ras hanout

Sal, pimienta y nuez moscada

Preparación:

Salteamos los champiñones con el ajo. Reservamos.

Cortamos las patatas, las cebollas y el calabacín muy finos. (la mejor forma con la mandolina).

En un bol añadimos los dos huevos, la harina, la nata, sal, pimienta, nuez moscada y el ras hanout. Batimos hasta que quede todo bien mezclado sin grumos. Ahora echamos la mezcla de patatas, cebolla y calabacín. Removemos para que quede todo bien impregnado. (tendremos cuidado con la sal porque el queso es fuerte). Pincelamos una fuente o molde con mantequilla. Ponemos una capa de patatas más o menos la mitad de la mezcla, encima una capa de queso, otra capa con los champiñones, otra con el jamón. Ponemos otra capa de queso. Y otra con las patatas que teníamos. Términos con más queso. Metemos en horno precalentado a 190º. Unos 45 minutos.

 

 

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